En los últimos días se ha hablado mucho sobre qué razas de perros “no son para principiantes”. Aparecen siempre en esas listas el pastor belga malinois, el beagle, el border collie… y sí, todas ellas son razas que requieren experiencia. Pero la cuestión va mucho más allá de si un perro es “fácil” o “difícil”.
Porque la tenencia responsable no consiste únicamente en poder gestionar la energía, el tamaño o la fuerza de un perro. Se trata, sobre todo, de ser capaces de comprender y guiar sus instintos y capacidades cognitivas, de forma que pueda desarrollarse como un perro equilibrado y feliz, evitando conflictos en casa y en la sociedad.
El caso de Bea y su cachorra de Border Collie
Bea acaba de incorporar a su familia una cachorra de Border Collie. Estamos hablando de una perra seleccionada durante generaciones para guiar ganado a diario: alta energía, gran resistencia física y una fortaleza mental extraordinaria.
En manos inexpertas, un perro así podría convertirse en un auténtico problema. Y de hecho, con tan solo 3 meses, esta cachorra ya mostró un carácter fuerte que fácilmente podría haberse malinterpretado. Pero en cuestión de días, todo cambió: sin gritos, sin castigos, solo con empatía, coherencia y conocimiento profesional, se recondujeron sus instintos y tendencias.
El resultado: una perra que no ha perdido su esencia, pero que crece guiada y acompañada de manera respetuosa. Porque educar no es suprimir la naturaleza del perro, sino enseñarle a vivir con nosotros de forma armónica.
El beagle: un adorable desafío
Otro ejemplo muy común es el beagle. Es difícil resistirse a su mirada tierna y su aspecto simpático. Pero detrás de ese exterior adorable encontramos a un perro con fortísimos instintos de caza, un olfato privilegiado y una pasión insaciable por la comida.
Esto, sumado a su gran energía física, hace que muchos beagles se conviertan en perros que tiran de la correa, que ignoran la llamada o que viven en un estado de sobreexcitación constante. Y lo que es aún más preocupante: no es raro ver beagles con sobrepeso. De hecho, lo raro es verlos en su peso ideal. Y todo esto no es un problema del perro, sino de la falta de gestión adecuada de sus necesidades e instintos.
Anticiparse: la clave de la tenencia responsable
La gran diferencia entre disfrutar de un perro o vivirlo como un problema está en anticiparse.
• Aprender qué perro llegará a casa antes de adoptarlo.
• Conocer sus instintos, sus tendencias y sus necesidades específicas.
• Saber cómo actuar cuando aparezcan ciertos comportamientos.
Cuando haces ese trabajo previo, todo cambia: entiendes por qué tu cachorro hace lo que hace, cómo ayudarle a comportarse de forma adecuada en casa y en sociedad, y disfrutas viendo cómo se desarrolla no solo físicamente, sino también a nivel comportamental.
La educación canina no debería empezar el día que el perro llega a casa. Debería empezar mucho antes, con conocimiento, empatía y compromiso.
La verdadera tenencia responsable
No se trata de razas fáciles o difíciles. Se trata de personas preparadas o no preparadas.
Si acompañamos al perro con respeto, entendiendo su naturaleza y guiando sus instintos, no solo evitaremos problemas: construiremos una relación sólida, satisfactoria y duradera. Y eso es, en definitiva, lo que significa tenencia responsable.
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